Críticos de Arte

Paisajes de la Memoria

Por Lic. Pedro José González Figueroa Crítico de arte, poeta e investigador, miembro de la AHS y de la ACEA’S española.

Apreciar la obra de la artista Patricia Abdala nos contagia al encontrar la mesura femenina, la exquisitez del abstracto antes y después del color como lenguaje propio de la postmodernidad, pero más aún como soltura de pincel, equilibrada armonía del símbolo en un puente intermedio de la creación, entre la forma el contenido y el espíritu que emana de su sentido y tacto metafísico.

Utilización de colores que enfocan y cumplen una misión de alegría y tristeza, es ornamental en sus adentros además de intentar embellecer sus exteriores su afán de compromiso como ámbito sagrado que necesita tanto como su identidad cultural y social, con lo que ella ama o no, siente o no, como ella quiere, odia perdona y pinta así después de los atardeceres en se así se entrega a sus hijos, con esa virtud de ver lo que los otros no pueden, hablar de una forma distinta y autentica a la vez, como arquitectura de sentimientos en que se convierten en imágenes traslúcidas casi invisibles e imaginarias edificadas entre el contenido estético y la forma estética que se transfigura en su exposición mediante ese misterio de la creación que nos invita a romper sin añoranzas de academia.

Solo trascender desde la luz de sus obras nos llevaría a descubrir si “Triángulo”, etéreo, cálido pero sereno de la paciencia necesaria para la contemplación, la suavidad de las “Burbujas” que flotan en la memoria afectiva o instintiva de su autora y no porque simplemente existen sino porque representa en un fondo plano la evidencia de una reflexión, que no sublima la continuidad del agua sino su cotidianeidad, sus “Barcas con la frialdad de colores que acogen tanto como las aguas que lo sostienen, y que la vivifican dándole sentido y que no presupone la admiración al mar, lo confieso, refinado gusto en su combate diario de mujer, madre y artista, por esto y mucho más les invito a apreciar su obra, no por terminada sino por inconclusa, pues solo terminara el día de nunca jamás.

                                                                                       Pinar del Río, Cuba

                                                                                       Abril 2003

El Movimiento Circular en la Pintura

El orfismo fue una tendencia artística que surgió a principios del siglo XX. Resumía aspectos abstractos y cubistas, siendo los pintores Delaunay, Picabia y Kupka sus máximos representantes. El movimiento de la luz y la investigación cromática eran sus principales objetivos, sobretodo por parte de Robert Delaunay quien desarrolló su trabajo en base a círculos concéntricos relacionado a diversas cadencias de color, creando a su vez un intensa activación viratoria.

Desde otra óptica, pero con aparentes vínculos creativos con el orfismo, surge la labor pictórica de Patricia Abdala, que a través de sus óleos se aprecia que su pintura está impregnada de movimiento, donde la circulación formal – o no formal – se fusiona con el color. Un color predominante azul, aunque el verde y el amarillo también son protagonistas, tal como vemos en obras como “El espíritu del viento” o “Rumbo a Lourdes”.

Es preciso destacar en la obra de Abdala su inusitado interés por mostrar la luz. Los efectos lumínicos que envuelven o cruzan sus composiciones, provienen de lugares diferentes, aunque siempre desde el exterior, dejando el paisaje o las construcciones aparentes en segundo término, ya que la principal fuente de energía es la luz.

                                                                                                        Ramón Casalé i Soler

                                                                             Asociación Internacional de Críticos de Arte

                                                                         Comité de Selección Feria Internacional de Barcelona

                                                                          Barcelona, España – Junio 2001